Los seres humanos no podemos seguir viendo a la Tierra como un planeta más de nuestra galaxia, ella es mucho más que eso, es un ser vivo que siente, padece, llora, ama y que espera de cada uno de nosotros que le retribuyan ese amor.
Nuestra Madre Tierra, Gaia o Pachamama como la llaman los indígenas peruanos y bolivianos, como toda madre quiere lo mejor para sus hijos. Es por eso que cada día se esmera en ofrecernos lo mejor de si.
Y lo más lamentable es que muchos de nosotros no lo apreciamos porque siempre estamos apurados y no tenemos tiempo para detenernos a mirar esa bella flor, o aquel paisaje hermoso o sentir la suave brisa que nos refresca en un día caluroso.
La Tierra espera mucho amor de cada uno de sus hijos, quienes habitamos en su superficie, es por ello que debemos cuidarla y protegerla evitando contaminar las aguas de mares, ríos y lagos; poner fin a la tala indiscriminada de árboles, desarrollar campañas de protección del medio ambiente, de la fauna y la flora, así como reforestar los bosques y montañas devastados por las llamas.
Es duro para una madre no recibir de sus hijos el amor y la comprensión que tanto anhela a pesar de su gran dedicación, ese debe ser el sentimiento de nuestra Madre Tierra que espera de nosotros que la cuidemos y la protejamos.
Ya es hora que hagamos conciencia del daño que estamos causando a la Tierra. No podemos permitir que se destruya nuestro único hogar, todos unidos podemos ayudar y salvar a la Tierra. Envía pensamientos de paz y de amor a todo ser vivo y ayuda a la Madre Tierra en su proceso de ascensión.