
Hay que agradecer por aquello que nos parece insignificante, pero que tiene un gran valor como lo son una mirada dulce, la sonrisa de un niño, el trinar de un pájaro, la brisa que nos refresca en un día caluroso. Esa gratitud se nos regresa multiplicada. Si somos agradecidos recibiremos a cambio amor y bendiciones.
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